Hace cincuenta y dos mil años, un mero instante en esa cosa impenetrable que se llama eternidad.
! Eternidad ¡
Su vasta infinitud es difícil de entender por parte de la imaginación, pero creo que yo puedo explicarla.
Tomemos, por ejemplo, la distancia que existe entre el sol y la tierra, o, mejor todavía, tomemos un número del uno al diez, doblémoslo, añadámosle doce, restemos el número original. ¿No es nueve el resultado?
¡¡! Por supuesto que no ¡!!
Si multiplicamos ahora este número por millones de años luz, nos haremos una idea de cuán importante llegó a ser el amor para aquel bruto peludo ( Homo Cavus ) que se sentaba sobre una piedra a la entrada de su cueva, reflexionando sobre si el común de los mortales estaría más atrás del lugar donde estaban hacía unos meses.
A pesar de su barba, el primitivo hombre de las cavernas tenía la mentalidad de un chiquillo y únicamente por el instinto, más que por la razón, podía diferenciar un sexo del otro.
Podía distinguir a una mujer de un hombre, pero no sabía decir por qué.
Esta ignorancia primitiva resultó muy molesta para el Homo Cavus, hasta que un bruto más avanzado...hizo un descubrimiento.
Sentado todo en día ante la puerta de su caverna observó a la gente que pasaba, y la explicación ilumino su mente. Los seres que llevaban faldas eran mujeres y los seres que llevaban pantalones eran hombres, a excepción de los escoceses.
Pasarlo Bien y No os calentéis mucho el Cerebelo
jueves, 3 de diciembre de 2009
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3 comentarios:
Jajajaja, y se quedó calvo, jajaja.
Muchos besos.
muy bueno.. jajja!! XD si no es cuestion de quemarse el coco, solo de observar... aunque a veces ya la vestimenta no es una señal muy confiable, =0S
besitos!
conmigo no te podes confundir nunca...bien mujer, hasta el ultimo de mis besos, jajaja...de paso te dejo uno tibio...
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